Ella era una chica corriente, que pasaba totalmente desapercibida allá a donde iba, que trataba de ser feliz y de hacer feliz a la gente que le rodeaba. Cuyo sueño era poder lograr cada una de sus metas, aunque ni siquiera las tuviera decididas todavía.
Él era un chico corriente, o no tan corriente, que no pasaba desapercibido, pues siempre había alguien que, allá a donde fuera, le reconocía y le pedía una foto, o un autógrafo. Cuyo sueño se había cumplido hacía ya dos años, y que era feliz porque se dedicaba a lo que le gustaba y podía vivir de ello.
Ella soñaba cada noche con él, y poco a poco, tal vez sin saberlo, se iba enamorando un poquito más.
Él soñaba con seguir creciendo en ese mundo, sin saber siquiera la existencia de ella.
Ella imaginaba cómo sería la vida a su lado, lo increíble que tendría que ser poder mirarle a los ojos y que él no la viera como una más.
Él no imaginaba su futuro, improvisaba en su presente.
Ella sabía que todo aquello era prácticamente imposible, que todo quedaba a más de trescientos kilómetros de su realidad, y a más de cientos de suspiros mirando al techo.
Él sabía que estaba en el mejor momento de su vida, y lo estaba disfrutando al máximo, sabiendo que cualquier día podría acabarse sin avisar.
Ella repetía en su cabeza una y mil veces que nada era imposible.
Él se repetía a sí mismo cada día todas y cada una de las cosas que tenía que hacer durante esas veinticuatro horas que tenía por delante.
Ella sonreía cada vez que percibía señales que le hacían pensar en que todo aquello tenía un porqué; en que, fuera por lo que fuera, les unía un lazo invisible.
Él sonreía con cada logro, con cada nueva oportunidad, y al ver el apoyo que recibía cada día por parte de esas personas que le habían hecho grande.
Ella seguía creyendo en que todas esas señales tenían que significar algo. Y sabía que no pararía hasta descubrir el qué.
Él no quería creer en nada, tan sólo en sí mismo.
Y ella, a pesar de tener la certeza de que aquellos suspiros nunca dejarían de ser tan sólo eso, a pesar de llevar la palabra 'imposible' grabada en la frente, a pesar de estar convencida de que nunca podría ver esa sonrisa frente a ella... a pesar de todo aquello, tecleó: 'Quizá nunca lo llegues a leer, quizá lo leas y no te importe, quizá todo siga igual y no haya servido de nada, pero te quiero'.
Y él, aunque no estaba demasiado pendiente de aquellas personas que tanto le daban y tanto le ayudaban día a día, aunque no pasaba demasiado tiempo frente a una pantalla leyendo mensajes, aunque estaba convencido de que la mayoría de frases que le llegaban eran simplemente por encontrar algo que él no iba a dar... leyó: 'Quizá nunca lo llegues a leer, quizá lo leas y no te importe, quizá todo siga igual y no haya servido de nada, pero te quiero'.
'Arriesga y gana. No puedes tener miedo a perder algo que jamás tuviste... ¿Quién sabe si al final todas aquellas señales estaban en lo cierto? Si tu destino estaba escrito y ellas trataban de demostrártelo...'
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