22 de septiembre de 2013

Fourteen.

El miedo a decir 'te quiero', el miedo a que todo cambie, el miedo al 'qué pensará ahora de mí'...
Cada día que pasa, cada minuto, cada segundo, ese sentimiento aumenta, y con él, las ganas de exteriorizarlo. Jamás pensaste que sentirías algo así, nunca te habías parado a pensar en lo difícil que sería seguir adelante cuando en tu corazón se ha forjado tal sentimiento. Y te paras a pensar, y observas el horizonte mientras te preguntas qué deberías hacer. Y nada, ni una sola respuesta. Y te duele; te duele saber lo que sientes y que no puedes hacer nada por evitarlo, o por aprovecharlo. Te duele encontrar en ti esas ganas de decirlo, de confesar eso que tantos meses lleva rondando por tu cabeza y no saber cómo hacerlo, o no tener esa valentía de contarlo por fin.
¿Qué va a pasar a partir de ahora? ¿Me seguirá hablando? ¿Terminará con esta preciosa amistad? ¿Dejará de tratarme como siempre me ha tratado?
Y, sin embargo, y por muy duro que suene, prefieres que sea feliz con otra persona a que esté sufriendo durante mucho tiempo contigo, alguien con quien todo sería mucho más difícil, por no decir imposible...
Quieres que sea feliz, y con eso te basta.

Dicen que es mejor confesar algo por si la otra persona se encuentra en la misma situación que tú y tampoco tiene esa fuerza para contarlo.

Pero no, esta vez no. Esta historia no tiene final feliz, ninguno de los dos dice nada, y, muy a pesar de uno de ellos, los sentimientos se desvanecen, si es que los hay, aparecen nuevos y se cumple el deseo de que al menos uno de ellos pueda ser feliz con quien realmente pueda darle esa felicidad.

8 de septiembre de 2013

Thirteen.

Ella era una chica corriente, que pasaba totalmente desapercibida allá a donde iba, que trataba de ser feliz y de hacer feliz a la gente que le rodeaba. Cuyo sueño era poder lograr cada una de sus metas, aunque ni siquiera las tuviera decididas todavía.
Él era un chico corriente, o no tan corriente, que no pasaba desapercibido, pues siempre había alguien que, allá a donde fuera, le reconocía y le pedía una foto, o un autógrafo. Cuyo sueño se había cumplido hacía ya dos años, y que era feliz porque se dedicaba a lo que le gustaba y podía vivir de ello.
Ella soñaba cada noche con él, y poco a poco, tal vez sin saberlo, se iba enamorando un poquito más.
Él soñaba con seguir creciendo en ese mundo, sin saber siquiera la existencia de ella.
Ella imaginaba cómo sería la vida a su lado, lo increíble que tendría que ser poder mirarle a los ojos y que él no la viera como una más.
Él no imaginaba su futuro, improvisaba en su presente.
Ella sabía que todo aquello era prácticamente imposible, que todo quedaba a más de trescientos kilómetros de su realidad, y a más de cientos de suspiros mirando al techo.
Él sabía que estaba en el mejor momento de su vida, y lo estaba disfrutando al máximo, sabiendo que cualquier día podría acabarse sin avisar.
Ella repetía en su cabeza una y mil veces que nada era imposible.
Él se repetía a sí mismo cada día todas y cada una de las cosas que tenía que hacer durante esas veinticuatro horas que tenía por delante.
Ella sonreía cada vez que percibía señales que le hacían pensar en que todo aquello tenía un porqué; en que, fuera por lo que fuera, les unía un lazo invisible.
Él sonreía con cada logro, con cada nueva oportunidad, y al ver el apoyo que recibía cada día por parte de esas personas que le habían hecho grande.
Ella seguía creyendo en que todas esas señales tenían que significar algo. Y sabía que no pararía hasta descubrir el qué.
Él no quería creer en nada, tan sólo en sí mismo.
Y ella, a pesar de tener la certeza de que aquellos suspiros nunca dejarían de ser tan sólo eso, a pesar de llevar la palabra 'imposible' grabada en la frente, a pesar de estar convencida de que nunca podría ver esa sonrisa frente a ella... a pesar de todo aquello, tecleó: 'Quizá nunca lo llegues a leer, quizá lo leas y no te importe, quizá todo siga igual y no haya servido de nada, pero te quiero'.
Y él, aunque no estaba demasiado pendiente de aquellas personas que tanto le daban y tanto le ayudaban día a día, aunque no pasaba demasiado tiempo frente a una pantalla leyendo mensajes, aunque estaba convencido de que la mayoría de frases que le llegaban eran simplemente por encontrar algo que él no iba a dar... leyó: 'Quizá nunca lo llegues a leer, quizá lo leas y no te importe, quizá todo siga igual y no haya servido de nada, pero te quiero'.

'Arriesga y gana. No puedes tener miedo a perder algo que jamás tuviste... ¿Quién sabe si al final todas aquellas señales estaban en lo cierto? Si tu destino estaba escrito y ellas trataban de demostrártelo...'

4 de septiembre de 2013

Twelve.

Aquí las 25 cosas restantes sobre mí:

26.- Puedo estar realmente mal y que nadie se dé cuenta.
27.- Me encanta escribir, ya sea para desahogarme, rimas o relatos.
28.- He ido a pocos conciertos, pero la verdad es que me gustaría ir a muchos más, aunque tampoco sabría escoger cantante o grupo.
29.- Las series Pokémon, Digimon, Dragon Ball y Oliver y Benji marcaron mi infancia.
30.- La única vez que he estado en el hospital sin que fuera para visitar a alguien fueron 6 horas en urgencias por un dolor muy extraño en el estómago.
31.- Odio a las personas que juzgan cualquier cosa o a alguien sin haberlo probado/conocido antes.
32.- Soy extremadamente sensible.
33.- Prefiero la playa a la montaña, pero la piscina a la playa.
34.- Me pongo muy nerviosa con cualquier cosa.
35.- No me gustan ni el café ni la cerveza.
36.- Me suelen gustar mucho más las camisetas de chico que las de chica.
37.- Tengo debilidad por los chicos con traje y los raperos.
38.- Me encanta cantar, y suelen decirme que lo hago bastante bien.
39.- Cuando era pequeña solía tener muchísimas más pesadillas que ahora y me he llegado a despertar llorando de alguna de ellas varias veces.
40.- No me gusta que me llamen Cristina, prefiero Cris, es mucho más cercano y familiar. Aunque el nombre de Cristina me gusta mucho.
41.- Si tengo un hijo lo llamaré Daniel. Si tengo una hija no tengo ni idea, aunque de pequeña la hubiese llamado Patricia.
42.- No suelo enfadarme a no ser que sea por alguna razón de mucho peso, pero cuando lo hago tengo un carácter muy fuerte y soy un pelín rencorosa.
43.- Tengo bastante paciencia. Pero a veces se me agota y no puedo callarme (aunque suelo callarme casi todo, por no decir todo).
44.- Suelen decirme que soy una pasota.
45.- Para poder estudiar y dormir necesito silencio absoluto.
46.- Me río por cualquier tontería, tengo mucha facilidad para que cualquier chorrada me haga gracia.
47.- Odio tener obsesiones, amores platónicos y sueños imposibles, pero la verdad es que vivo de todo ello.
48.- Según como me dé la luz en la cara, mis ojos son marrones muy oscuros o a veces incluso negros.
49.- Pienso que las palabras pueden llegar a doler o a significar mucho más que un simple acto.
50.- De pequeña me gustaba escribir en un diario todo lo que había hecho a lo largo del día, pero del único año del que tengo un diario completo, es decir, con las 365 páginas escritas, es del 2010.

Pues al parecer he logrado escribir hasta '50 cosas sobre mí' cuando creía que no sería capaz ni de pensar en 30 de ellas. Me ha sorprendido el hecho de que incluso me he quedado con ganas de poner alguna más que se me ha ido viniendo a la cabeza conforme escribía las publicadas. Aun así, me parecen muchísimas y algunas de ellas no tienen la misma importancia que el resto; pero estoy contenta con el resultado de este '50 cosas sobre mí'.