8 de octubre de 2013

Fifteen.

No pretende que le des las gracias por todo lo que hace por ti. No espera que te preocupes por ella día y noche. No quiere ser el centro de tu universo. No exige más atención... Lo único que ella aguarda es ser valorada, lo único que desea es que ella y sus sentimientos se valoren tal y como cree merecer. Opina que toda persona tiene cientos de límites a los que, o es muy fácil o muy difícil llegar, o es cuestión de tiempo que acaben por ser rebosados. Y ella es paciente, y tiene esos cientos de límites intactos; hasta el momento no ha llegado a ninguno de ellos. Pero poco queda. Poco queda pues hartarse tampoco es difícil. No entiende ciertas cosas, le resultan extrañas otras tantas... ¿Pero qué hacer cuando se ama? ¿Qué solución se puede encontrar en una situación así? ¿Qué decir cuando no recibes nada de la persona a la que quieres, mientras tú tratas de darle día tras día? Bloqueo.
Muchas veces hemos llegado a esa situación en la que sentimos tanto, que es imposible explicarlo para que otra persona logre comprenderte. Y ella lo intenta, se promete a sí misma que lo intenta, pero no puede. Y cada noche se tumba en su cama boca arriba, y repite en voz alta su nombre sin entender muy bien por qué, y parece tenerle más cerca de lo habitual. Sin embargo, y a pesar de quererle tantísimo, a pesar de haber soñado con él y quererle más al despertar, a pesar de ese sentimiento que, poco a poco, se iba forjando en su corazón sin saberlo, a pesar de todo ello, lo segundo que más desea por detrás de tenerle por fin entre sus brazos, es dejar de amarle y obligar a su cabeza a que se olvide de volver a soñar con él.
Reflexiona, y aunque con poca claridad, y aun menos convicción, logra caer en la cuenta de que ese amor lo único que hace es destruirla y volverla loca cada día un poco más.